48 ° período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos

13 de septiembre - 8 de octubre de 2021

Tema: La brecha digital de género en tiempos de la pandemia COVID-19

Discusión anual sobre la integración de una perspectiva de género

27 de septiembre de 2021

Por: Louise Requin 

Traducido al español por: Jennifer Tapia Boada

Resumen ejecutivo

El panel de discusión sobre la integración de la perspectiva de género se llevó a cabo durante la 22ª reunión del 48 periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos. El motivo de la reunión fue la brecha digital de género en tiempos de la pandemia de Covid-19. El debate estuvo dirigido por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos; La Relatora Especial sobre el derecho de todas las personas al más alto estado posible de salud mental y físic Tlaleng Mofokeng; el funcionario de la UIT Jaroslaw Ponder; el funcionario de Vertias Zimbabwe Lainah Ndiwen;, y Tatiana Vasconcelos, consultora sobre discapacidad. 

La discusión estuvo dominada por preocupaciones de inter-sección de los derechos de las mujeres a la no discriminación con respecto a la inteligencia artificial y las vulnerabilidades específicas de las mujeres discapacitadas, mayores y rurales, con respecto a la tecnología. En el debate, se mencionaron diferentes formas en que las mujeres perciben la brecha digital de género, incluidas cuestiones de acceso, habilidades, y seguridad de las mujeres en línea.

GICJ considera que la tecnología ofrece una oportunidad sin precedentes para la igualdad. La circulación de información permitirá a las mujeres y niñas de todo el mundo acceder al conocimiento y construcción de comunidades más rápidamente que nunca. Oportunidades de trabajo y enseñanza remotas, oportunidades de capacitación y acceso remoto a la atención médica permitirán que la información llegue a las mujeres donde oportunidades físicas no lo han logrado. Por lo tanto, es fundamental que la tecnología sea un espacio inclusivo seguro, en lugar de recrear desigualdad o reproducir contextos peligrosos para las mujeres.

Antecedentes

La mesa redonda se creó tras la aprobación de la resolución 6/30 en 2007 sobre la integración de los derechos humanos de la mujer en el sistema de las Naciones Unidas. La resolución creó el panel de discusión, así como la evaluación de los avances realizados. Dicha resolución adopta un enfoque de intersección, considerando otro tipo de discriminaciones transversales que enfrentan las mujeres.

El pleno disfrute de derechos humanos por las mujeres y las niñas se ve obstaculizado por diversas prácticas, estereotipos y creencias patriarcales. Incorporar una perspectiva de género en todos los mecanismos de derechos humanos de la ONU es el primer paso para lograr la plena participación de las mujeres.

El objetivo de los paneles de discusión es mejorar la comprensión de todos los actores involucrados en la brecha de género y conocer buenas prácticas. Asimismo, abordar las causas profundas del sexismo y la misoginia que provocan la violación de los derechos humanos de las mujeres. El panel ofrece una plataforma para aumentar la participación de las mujeres, hacer oír sus voces y recopilar información sobre prácticas exitosas. La participación de panelistas y agencias nacionales permite a las partes interesadas aprender de experiencias compartidas. Los panelistas abren la discusión y son seguidos por intervenciones de representantes estatales, ONGs, e institutos nacionales de derechos humanos- INDH.

Las resoluciones del Consejo (41/11 y 47/23) consideran el potencial que tienen las tecnologías digitales para apoyar la emancipación y el empoderamiento de las mujeres. Las resoluciones 44/12, 38/7, y 75/202 del Consejo de Derechos Humanos y la Asamblea General de las Naciones Unidas, reconocen la brecha digital de género, la cual afecta el acceso a tecnologías de información y comunicación (TIC) y expone a las mujeres a la violencia y el acoso en línea. Estas resoluciones también abordan la profundidad de la brecha en los países en desarrollo, específicamente en el continente africano. La Resolución del Consejo 38/5 reconoce el acoso y la violencia que enfrentan las mujeres y niñas en línea, los cuales son obstáculos para la plena realización de su libertad de expresión, opinión, asociación y privacidad. Por lo tanto, la brecha digital de género plantea serias amenazas a los derechos humanos de mujeres y niñas.

Nota conceptual sobre el tema

La pandemia de la Covid-19 ha provocado una participación más significativa en el trabajo y en oportunidades educativas en línea. La transición a la era digital está dejando a alrededor de 3,700 millones de personas desconectadas debido a la falta de disponibilidad, infraestructura y medios financieros. Las mujeres y niñas son las más afectadas, y las discriminaciones transversales empeoran esta situación de forma interseccional. Las comunidades indígenas y rurales son las más desconectadas de Internet. A las mujeres con discapacidad, se les impide el acceso a la educación digitalizada y al trabajo a distancia. La sociedad asume que las mujeres mayores no son aptas y entonces quedan marginadas de programas de formación en habilidades digitales.

Los obstáculos generales que impiden que las mujeres y las niñas accedan a la educación y la formación reflejan la brecha digital de género. Las niñas tienen menos probabilidades de adquirir habilidades digitales debido a creencias sociales y limitaciones estructurales. Estos obstáculos han marginado a mujeres y niñas de manera más aguda durante la pandemia de Covid-19.

Los problemas de acceso a Internet, tecnologías y habilidades para que mujeres y niñas puedan navegar por las TIC no son exhaustivos. Las redes sociales también crean una plataforma de difusión de estereotipos dañinos sobre las mujeres, manteniéndolas en una posición subordinada. Estas creencias reflejan simplemente la estructura patriarcal de la sociedad. Además, ofrecen una plataforma para el acoso sexual y la violencia de género facilitada por la tecnología.

Panel sobre la integración de una perspectiva de género

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, abrió la discusión con una explicación de cómo la pandemia Covid-19 expuso nuestra dependencia contemporánea de la tecnología. La brecha digital de género es solo un reflejo del patriarcado omnipresente en otras áreas de la vida. La situación generada por la Covid-19, para la mayoría, implicó que el acceso a la tecnología era el único sustento para servicios esenciales, el trabajo y la educación. Sin embargo, muchas mujeres se quedaron rezagadas del cambio hacia el trabajo remoto debido a las tareas domésticas y al cuidado de sus hijos y parientes. Del mismo modo, niñas quedaron fuera de la escuela por internet debido a la falta de equipo o de habilidades digitales necesarias para acceder a las TIC. Las mujeres mayores y/o rurales quedan críticamente fuera de la era digital. Estereotipos nocivos sobre las mujeres les impiden acceder a estudios de ciencias, cuando se estima que el 90% de los trabajos futuros requerirán habilidades en TIC. Por lo tanto, el objetivo de promover la igualdad de género para 2026 debe priorizar la eliminación de la brecha digital de género.

La Relatora Especial sobre el derecho de toda persona al estado más alto posible de salud mental y física, Tlaleng Mofokeng, dijo que las TIC tienen un potencial crítico para mejorar la calidad de vida. Varios factores impiden la realización no discriminatoria de este potencial. Mofokeng habló sobre lo exclusivas que son las TIC del Norte global, reflejando amplias desigualdades socioeconómicas. Hizo hincapié en la no neutralidad de la inteligencia artificial (IA), cuando se ha demostrado que la IA biomédica ignora criterios fundamentales de sexo y género, así como criterios raciales. Es importante que estas tecnologías estén diseñadas para incluir a todos los géneros y sin discriminación racial. Mencionó la importancia de poner a disposición la telemedicina sexual y reproductiva. Dicha oportunidad debe incluir a minorías sexuales, personas que no se ajustan al género, mujeres y niñas con discapacidad y mujeres mayores, por la igualdad de oportunidades en una mejor calidad de vida.

Ambos ponentes destacaron el potencial de las TIC para reproducir la desigualdad y advirtieron sobre los peligros de recrear condiciones de exclusión sistemática en línea. Tatiana Vasconcelos, consultora de discapacidad, habló sobre la exclusión superpuesta de personas con discapacidad y mujeres, de las TIC. Instó a tomar medidas necesarias para incorporar accesibilidad para las personas discapacitadas en todas las iniciativas tecnológicas. Por lo tanto, la recuperación de la pandemia debe incluir una perspectiva de género interseccional y una participación significativa: “Nada sobre nosotros sin nosotros”, concluyó.

Jaroslaw Ponder, jefe de la oficina para Europa de la Unión Internacional de Telecomunicaciones, presentó varios programas para la participación de las mujeres en las TIC como usuarias y desarrolladoras. Mencionó un estudio y un número de conferencias destinadas a mapear y alentar la participación de las mujeres en STEM. Destacó la importancia de colaborar con ONU Mujeres.

Por último, Lainah Ndiweni, investigadora jurídica de Veritas Zimbabwe habló sobre la vulnerabilidad específica de las mujeres en países en desarrollo. Enfatizó la importancia de hacer que la tecnología sea accesible para mujeres y niñas en sus propias lenguas vernáculas y utilizar las plataformas y los medios adecuados para ellas.

La discusión que siguió involucró a muchos grupos de países, así como agencias nacionales. La embajadora de Australia llamó la atención sobre el grado de violencia en las relaciones que se gestan en línea contra las mujeres. Presentó el plan nacional de Australia y las agencias gubernamentales dedicadas y comprometidas al abuso en línea. Instó a todos a tener en cuenta la vulnerabilidad específica de las mujeres indígenas en línea.

Varios grupos de países occidentales mencionaron la naturaleza insegura de Internet para las mujeres y niñas. Preguntaron a los expertos qué programas podrían promulgarse para garantizar la seguridad y la participación equitativa de las mujeres en la economía digital. Grecia hizo comentarios interesantes sobre cómo las TIC exacerban la discriminación existente y pidió que las plataformas de redes sociales asuman su responsabilidad y sigan las directrices legales internacionales para hacer de Internet un espacio más seguro.

Algunos estados árabes, Lesoto y Canadá destacaron las limitaciones financieras y de infraestructura que limitan el acceso a las TIC y específicamente el acceso de las niñas a la alfabetización digital. Vietnam enfatizó la importancia de permitir la participación digital de las mujeres para la futura realidad en línea que nos espera.

La FAO hizo una declaración en la que enfatizó los derechos a la información a los que mujeres y niñas no pueden acceder debido a la falta de habilidades técnicas y oportunidades. La UNFPA, por otro lado, argumentó que la era digital permite la violencia de género. La violencia del acoso en línea también fue subrayada por la ONG europea LGBT, que argumentó que las personas LGBT están sobreexpuestas al acoso y la violencia en línea. Sin embargo, la discusión también señaló las maravillosas oportunidades que ofrece Internet para la construcción de una comunidad para integrar a personas LGBT, y que permitir el acceso a estas plataformas asegura su empoderamiento.

Los panelistas concluyeron que un compromiso universal con la igualdad de derechos requiere garantizar una participación en línea equitativa. Mofokeng argumentó que los espacios en línea no son un lujo, sino una plataforma necesaria de participación a la que las mujeres deben tener acceso. Ponder pidió a sus contrapartes en el mundo de la tecnología que creen oportunidades sostenibles y sistemáticas para las mujeres. Ndiweni concluyó mencionando la increíble oportunidad que brinda la tecnología para la emancipación de la mujer.

Posición de Geneva International Centre for Justice 

GICJ cree que la tecnología e Internet son oportunidades increíbles para promover los derechos de las mujeres. Ya vivimos en un mundo dominado por la tecnología y hemos fallado en incluir a las mujeres a él. Ahora solo podemos esperar que las nuevas tecnologías e Internet asuman un papel aún más importante en los próximos años. El acceso a la atención médica, la educación, el trabajo, los negocios, las finanzas y la inversión dependerá por completo del dominio de las herramientas digitales.

Debemos asegurarnos hoy de brindar a las mujeres y niñas la capacitación adecuada para que se conviertan en participantes de pleno derecho en el mundo del mañana. La tecnología ofrece una gran oportunidad para crear nuevas reglas, nuevas plataformas de aprendizaje, un mejor acceso a la información, una comunicación más rápida y muchas otras oportunidades para mejorar el acceso de las mujeres a la igualdad de trato.

Además, Internet ofrece la oportunidad de llegar a más mujeres que nunca. Esta es una oportunidad para mejorar la educación sobre los estereotipos de género y deconstruirlos. Las agencias gubernamentales deben comenzar a crear plataformas dedicadas a la educación sexual y de género, que se adapten a todos, hombres y mujeres por igual, con el objetivo de crear conciencia sobre los estereotipos dañinos. Estas plataformas también podrían utilizarse para la educación sobre la sexualidad, para crear un acceso integral a la información sobre anticoncepción. De esta manera, la tecnología puede usarse como una forma de empoderar a las mujeres, brindarles herramientas para navegar su sexualidad, incluso en lugares donde es un tabú, para conectarlas con redes más amplias de mujeres que comparten sus propias experiencias.

El acceso a las tecnologías es específicamente crucial para aquellas mujeres que se encuentran en una intersección entre género, raza, indigeneidad, discapacidad, y orientación sexual. Las personas “queer” utilizan Internet como una forma de combatir el aislamiento, conectarse con sus compañeros y compartir experiencias. Pueden sentirse alienados por su entorno local, e Internet ayuda a combatir esta alienación al conectarlos con una comunidad. De manera similar, Internet puede ser un foro para compartir experiencias para quienes experimentan racismo, actuando como un espacio virtual seguro. Estos espacios también pueden actuar como catalizadores para recopilar información y prácticas exitosas, para impulsar el progreso.

Para las mujeres con discapacidad, las nuevas tecnologías presentan una oportunidad de inclusión donde las infraestructuras físicas han fallado en gran medida. Por lo tanto, es fundamental que todas las partes interesadas tomen las medidas necesarias para hacer que los espacios en línea sean amigables para las personas con discapacidad. Esto significa incluir a las personas con discapacidad en el desarrollo de software, y específicamente a las mujeres con discapacidad que pueden hacer un uso diferente de la tecnología.

Por último, y quizás lo más importante, todas las partes interesadas pertinentes deben actuar para poner fin a la perpetuación de la violencia sexual y de género en línea. La digitalización de la violencia de género es una continuación de la dinámica patriarcal de opresión. Las plataformas de redes sociales deben hacer todo lo que esté a su alcance para poner fin a la violencia hacia las mujeres.

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